Hay toda una serie de “intelectuales” prefabricados por el sistema que aparentan representar un abanico muy grande, o por lo menos dispar, ideológicamente, pero que en el fondo, en la práctica, representan los intereses políticos e ideológicos de Podemos, del posmodernismo ideológico y, por lo tanto, de la degeneración ideológica y política de la izquierda.
Para mí, los mejores ejemplos de mamporreros del sistema, de supuestos marxistas que “ayudan” a concienciar, son Antonio Maestre y Daniel Bernabé. Ambos se creen miembros de una legendaria estirpe de revolucionarios, cuando lo único que son es máximos exponentes de la izquierda caniche, domesticada, incapaz y al servicio del capitalismo contra el que dicen luchar.
Antonio Maestre sigue la línea que apoya todo lo que esté de moda, claro está, de la moda del sistema. A él le da igual ocho que ochenta, si tiene que ser el más “feminista”, lo será; si tiene que atacar a las feministas radicales porque lo exige lo queer, allí va él; si tiene que decir que Greta Thunberg es la vanguardia de la clase obrera, él lo dice; si mañana tiene que decir que es un reptiliano morado, lo hará si consigue que le hagan un poco más de caso.
No tiene principios propios, sigue los del sistema, es marxista de Groucho Marx: “si no le gustan mis principios tengo otros”. Su nivel teórico no llega ni a lo que puede leer en Wikipedia. Eso sí, se dedica a propagar su veneno por platós y periódicos, es muy conveniente para el sistema que la gente piense que alguien como Maestre es un comunista. Sirve para dar mala imagen, para criminalizar las ideas marxistas y los postulados revolucionarios. Solo ayuda a incrementar la alienación que sufren los obreros.
Jamás da una respuesta a ninguna de las necesidades de los trabajadores, está demasiado ocupado apoyando causas como el lenguaje de género, los cupos, a Greta Thunberg y el ecologismo capitalista o a Biden.
La otra cara de la moneda, la del crítico que no lo es y solo sirve para hacer un falso contrapeso para promover la desorganización de la izquierda revolucionaria y mantener la decadencia y la degeneración general, es Daniel Bernabé.
Aunque disfrace lo que realmente hace con conflictos con gente más famosa que él, como por ejemplo el que tiene con el Nega (el cual me parece igual de nefasto), en el fondo solo busca interacción para subir de seguidores y mantener la fachada que se ha montado. En realidad, le debe mucho de lo que es a este rapero, es muy parásito de él. Es curioso que confronte tanto con él y, sin embargo, su modelo de referencia coincide con el del rapero: Pablo Iglesias y Podemos.
Qué rebelde puede ser Bernabé cuando vive políticamente de la publicidad que le hace el vicepresidente; cuando su partido, el PCE, está en Izquierda Unida, que está a su vez en Unidas Podemos. ¿Qué credibilidad puede tener este “crítico” cuando en el fondo no solo comparte proyecto con el Nega, sino que además lo hace con quienes han destruido su partido y que además son el máximo exponente de lo que supuestamente critica?
Es un hipócrita, un demagogo y, además, un incapaz que no sabe llevar a la práctica lo poco que se podría sacar de su libro sobre la trampa de la diversidad. La crítica realizada en su libro tiene de marxista lo que es asumible por el sistema, le quita la esencia revolucionaria.
Ni para eso es original, Berstein se le ha adelantado por muchos años. Salvando las distancias, Berstein era un traidor, un reformista y un revisionista, como Daniel, pero por lo menos era una persona con capacidades. En el caso de Bernabé, su única capacidad es ser un mamporrero de Pablo Iglesias y que este le comparta su libro y diga a la gente que lo compre. Aquí acaban los méritos intelectuales de su obra.
Está claro que ambos “intelectuales” son dos caras de la misma moneda, uno actúa de forma más directa y el otro disfrazando sus planteamientos reaccionarios con un perfil más “crítico”, pero en el fondo los dos reman en la misma dirección. Son solo dos ejemplos, hay muchos más, de la degeneración y decadencia de la izquierda que se ha convertido en parte del sistema, de aquel al que supuestamente dicen combatir.
Es necesario desenmascarar a este tipo de personajes, pues son muy dañinos para la reorganización del movimiento obrero. Ellos tendrán los medios del sistema, pero nosotros tenemos la ideología, la organización obrera y la firme voluntad de cambiar las cosas. Les pasaremos por encima.
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