Esa pregunta se responde con brillantez por parte del, para mí, más grande maestro de la ciencia ficción en Forastero en tierra extraña, novela escrita por Robert A. Heinlein en 1961 y premiado por ello con el Premio Hugo al año siguiente. Esta obra nos cuenta la llegada de Valentine Michael Smith, un hijo de humanos criado en la cultura de los pobladores de Marte.
Heinlein criticará de nuevo los absurdos de la sociedad humana contemporánea por el atraso y las contradicciones de los terrícolas. Mostrará a través de la historia sus propias opiniones con respecto a la política, las ideologías y la cultura, todos ellos temas recurrentes en todas sus obras. Como tantas otras veces, fue un adelantado a su tiempo, recibiendo fuertes críticas debido a cómo trató la cuestión de la sexualidad y el erotismo.
Cuando estaba terminando de leer este libro pensé en escribir un pequeño texto para Zenda reflexionando sobre qué pasaría si llegara un marciano a la Tierra en 2024 y viera cómo está la sociedad, cómo hemos evolucionado. Hace muchas décadas los escritores de ciencia ficción soñaban con futuros de naves voladoras, de colonias en otros planetas y de grandes avances en cuanto a inteligencia, proezas, desarrollo y capacidades.
No puedo imaginarme la cara del extraterrestre cuando viera que una de las preguntas que se están intentando responder en la actualidad es ¿qué es una mujer? Y que incluso los científicos tengan miedo de dar una definición porque se está imponiendo a la opinión pública que es un sentimiento y no algo objetivo y material. Del supuesto “cambio de sexo” mejor no hablamos en esta ocasión, se lo dejamos al marciano para cuando venga.
¿Qué pensaría cuando viera que los estados más desarrollados no controlan sus fronteras? ¿Qué reacción tendría cuando viera que la inteligencia está retrocediendo en los humanos, que pasamos de media más de cinco horas con el teléfono en la mano o de que hay gente que quiere legar la creatividad humana a las inteligencias artificiales? ¿Qué opinión tendría de que cada vez las personas estén más aisladas, que hayan perdido su identidad, que sean más dependientes y adictas, y que se hayan convertido en consumidores dóciles sin criterio? ¿Vería como algo positivo que los humanos tengan cada vez menos capacidades y que en vez de utilizar la tecnología para mejorar lo hagan para ser más dependientes y cada vez más inútiles? ¿Creería que un sistema productivo basado en la dominación y la explotación del hombre por el hombre es el más adecuado para continuar siendo el imperante en nuestro planeta?
Tengo una visión de que la historia camina hacia el progreso, que la humanidad está encaminada a seguir avanzando y llegar a cotas cada vez más superiores, pero eso no significa que no haya retrocesos: sin duda nos encontramos inmersos en uno, el cual es terriblemente largo, duro e intenso. Pero tengo fe en que saldremos de él y relegaremos al basurero de la historia a la ideología hegemónica en la actualidad y a aquellos que la promovieron en nuestra sociedad. Vivimos en tiempos decadentes, en una degeneración continua, pero toda acción conlleva una reacción. Al final del túnel oscuro en el que nos encontramos hallaremos una salida como colectivo, como sociedad, y si al término del camino no hay tal, cavaremos una entre todos.
Solo puedo desear que el día que llegue ese marciano ficticio a nuestra querida Tierra ya hayamos superado el momento crítico en el que nos encontramos. En caso contrario pensará que estamos destinados a la extinción, pues no conocerá la fuerza que tenemos los humanos para sobrevivir ante las peores adversidades. Puede que se me acuse de idealista, pero yo aún mantengo la fe en la humanidad, y estoy dispuesto a pelear por ella.
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